domingo, noviembre 20, 2011

Move on...


Buscando mi mochila, miré a mi alrededor...abrí las ventanas y corrí las cortinas; el sol me deja ver las capas de polvo, las telarañas y las grietas viejas; veo las flores marchitas, las goteras y las revistas viejas; las botellas vacías almacenadas. Hice limpieza, tiré los papeles caducados, los oficios muertos, mis dos cuadros de Hopper, subasté mi sofá favorito, quebré mi copa del rey, regalé los libros de Kafka y me ocupé de arreglar las goteras. Me olvidé de las fotos en sepia y también leí el epílogo de un libro anterior.

Me ha llevado tiempo y no es fácil, obviamente no, hay cosas que se empeñan en permanecer descompuestas y hay arreglos que requieren más tiempo, aún así me he puesto mis pantalones de cargo y mis zapatos más cómodos...aún así, he cargado las baterias de mis acompañantes electrónicos, he vaciado las memorias de mi cámara, he preparado café y llenado mi termo...aún así, he escogido un nuevo libro; aún así empezaré mi viaje.

Confieso que estoy entumido, acostumbrado a la media luz y a lo sedentario, a mis rutinas libertarias, a lo conocido; en resumen...acostumbrado a lo acostumbrado, que me gusta la novela histórica; que estoy lento y con poca condición emocional, mental y física...así que supongo, empezaré caminando despacio pero mientras tanto, déjame contarte que ayer mientras buscaba las cosas que me llevo en esta nueva travesía, encontré la bitácora de un viaje anterior, prometo mostrártela en el próximo post.

¿Me acompañas?

viernes, noviembre 11, 2011

Lo necesario...un equipaje ligero.



Hace algún tiempo que no la veo, debe andar por ahí; es normal...quien necesita maletas cuando no se está de viaje? Está roída, desgastada y algo vieja; pero siempre dispuesta a viajar. Una linterna, un termo, una brújula, uno o dos teléfonos móviles, una cobija, unos lentes obscuros, una moleskine, un lapicero azul, una navaja suiza, un buen libro, una botella de plata donde guardo una dosis de whisky y por supuesto, mi cámara fotográfica son los únicos compañeros de mi backpack, infaltables e inseparables.

Hago un rápido inventario mental y me doy cuenta de que todo está en casa...la linterna no tiene pilas pero debe funcionar, el termo guarda café viejo, la brújula algo empolvada apunta al norte, los teléfonos móviles están funcionando, la cobija está guardada y huele a guardado aunque está limpia, los lentes obscuros son algo retro pero la moda nunca fue lo mío, la moleskine aún tiene hojas y el lapicero azul tiene estilo...y ambos como siempre, están a mi alcance; la navaja suiza está afilada, la cámara está enfundada, el zoom y el enfoque funcionan a la perfección y el libro descansa en mis manos. El whisky por cierto...inmejorable.

Sonrío...y es que ya recordé donde está mi vieja backpack.